martes, 21 de julio de 2009

Sandro

Antes del viaje me quedé sin contar que habíamos estado en la pelu.

Donde Sandro.

Cristina me llevó a la pelu como se lleva a una amiga: de acompañante.

Hasta ahí, todo bien. Ella me había dicho como dos o tres veces que me enamoraría de Sandro, que me encantaría. Nada más escucharla pensé en la relación que tiene tan extraña esta amiga mía con lo relacionado con su pelo.

Para quien no la conozca es importante entender que su pelo es algo particular. Crece y crece y se termina convirtiendo en un ente en sí mismo. Como un pequeño monstruito. No os digo más que sus amigas de allí, la llaman "pelo" y las de aquí "casco"...

A mucha gente le pasa que tiene relaciones especiales con sus peluqueros. Y no está tan relacionado con la cantidad de pelo que tengas. Éstos tienen la categoría de chamán o psicólogo particular. "voy a la pelu", pero también, "voy donde (Sandro)" o "ésta es mi peluquería". Pensé en Walter y Eugenia. Mi madre y Dani. Jara e Igor. Sagra y Luis. Mamaína y Elise. Carlos y Nicolás. Yo misma tuve uno, Koke, que se murió en accidente. Son los "grandes cocineros" de nuestra cabeza.

Estas relaciones interpresonales entre peluquero y "persona-pelo" se mantienen entre personas necesitadas de algo. No se sabe bien por qué pero de repente estas "personas-pelos-inquietos" dicen: "tengo que ir a la pelu", es más "necesito ir", y es verdad, es imprescindible que vayan... y además, no paran de decirlo hasta que no van. A veces esta necesidad imperiosa está estrechamente relacionada con una situación personal. Me corto el pelo y me cambia el estado de ánimo, o me corto el pelo y cambio yo por dentro, que lo necesito. También conozco quien odia el concepto pelo y tiene que cortarse el pelo muy asiduamente para no tenerlo. Yo misma por ejemplo, me corto según las estaciones(pelo de verano y pelo de invierno). Estoy segura de que cada "persona-pelo-inquieto-necesitado" tiene su propia razón para ir a la pelu. Igual qeu depende también la asiduidad con la que se va a la peluquería-yo voy cada seis meses o así, pero Cris no puede aguantar más de dos-.

El caso es que allí nos fuimos, a la otra punta de Montevideo, dos ómnibus que tuvimos que "agarrar" (ehhhh...) para llegar a la pelu. Ah, porque esto es así, es otra cosa que sucede, da igual lo lejos que esté la pelu, más bien el "pelu"(quero); las hay que incluso hacen 456km para cortarse el pelo. Viento y marea, lluvia, distancia, enfermedad... la pelu es la pelu.

Y llegamos. Y sucedió lo que siempre sucede, porque en realidad, ir a la pelu es todo un ritual.

Llegas, te saludan, besos-besos, los qué tales, abrigos y bolsos, espera un momentito que ahora sale Sandro, Sandro que llega, te levantas, le besas, qué tal, qué tal, pasa por aquí, así es que eres de España, yo tengo un hermano que, qué te vas a hacer, cuánto tiempo pequeña ¿no? (a Cristina a través del espejo), siéntante siéntante, charlita pequeña a través del espejo mi pelo- Sandro (parece que se saluden), o sea que has venido a pasar las vacaciones, ¿y qué te parece Montevideo? ¿te gusta?, bien muy bien, muy a gusto, mientras te toca y despeina, bueno, ¿qué te vas a hacer? Entonces, se van sucediendo los "descárgamelo, por favor", "mira, yo querría algo diferente", el "yo había pensado dejarme melenita" o el "¡lo quiero corto!", después, te miras en el espejo y vas soltando el recopilatorio de adjetivos que habías pensado mientras veías las revistas esperando "atrevido", "moderno", "irregular", "gracioso pero ordenado", "informal y despeinado"... ---- aquí haré un inciso, pues éste es un mometno fatídico y hay que tener cuidado con lo que se dice, sobre todo si es la primera vez que vas a esa pelu---- bueno, ¿qué te vas a hacer? y yo, pues mira pensaba mantener la largura, pero no tengo ninguna forma o sea que hay que cortar, no sé, y feliz y con una sonrisa: "hazme lo que quieras", "confío en ti" ...

Sandro que es más rápido que el viento, como Lucky Luke, me despachó a mí, a una señora y a un "pre" en el tiempo que tardaron en lavar a Cristina el pelo. Las relaciones entre el pelquero y la persona que va a cortarse el pelo son realmente personales. En este caso, la particularidad de la relación radica en que Sandro únicamente corta el pelo despacio cuando es a Cristina.

Ella le dijo bien "prolija", tal y como se muestra Cristina, aunque a veces pierda billetes es muy ordenada, cómo había pensado que se quería cortar el pelo. El flequillito así, un poco más corto por aquí y sto hacia arriba, Él cogió las tijeras y lentamente con mucha delicadeza fue cortándole el pelo poco a poco, midiendo cada paso que hacía, que quedara perfecto, esta oreja con esta oreja, ella cerraba los ojos, él, concentrado, no hablaba, ella sonreía por dentro, tranquila de lo que estaba sucediendo fuera, él la trató con tanta suavidad, ternura, con tanto cariño...

Me dejaron estar mientras él le cortaba el pelo a ella, haciéndoles fotos, sin interrumpir, y les estoy muy agradecida.

Cristina ha conocido a su peluquero.
Él la ha conocido a ella.
Dialogan.
Queriéndose mucho,
como si hicieran el amor,
despacio
cortan el pelo.

Éste es el proceso:











Éste es el lugar:







Ésta es la música que acompañó esa mañana, os la pongo para que completéis el ambiente:



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Pienso que me gustan los peluqueros.

Me gustó cómo trató Sandro a Cris. Le quise por eso.

Me gusta cuando la gente da amor y da porque sí.

También me gusta el ritual.

Pienso que es hora de encontarar un peluquero en Madrid.

Pienso que es una suerte que existan las peluquerías, los peluqueros, las depilaciones, los bares donde tomar cañas, los camareros, los libreros,... para gente como nosotros, sin psicólogos.

Sólo me queda explicaros lo que me contó Cris al salir de la peluquería. Sandro trabaja con gurises sin fronteras (http://www.gurisesunidos.org.uy/), se crió en el cerro y pretende a través de la peluquería hacer ver la posibilidad de salir de allí a los niños. Nos dijo que contáramos con él para el teatro en el cerro. Además, tiene un disco pub de Montevideo bastante famosillo que se llama "la vaca azul" con sala de conciertos y demás.

(El post está dedicado a todas esas personas que nos sorportan, que aman su trabajo y que nos quieren; especialmente a Sandro, gracias por una formidable mañana)

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